El cambio climático está causando estragos en diversas regiones del mundo, y Burdeos no es una excepción. Los viñedos de esta emblemática zona vitivinícola se enfrentan a la amenaza de inundaciones, que afectan tanto la producción como la calidad de los cultivos. Philippe Delacote, Director de Investigación en Economía en el INRAE y Cátedra de Economía del Clima, enfatiza que actualmente solo el 30% de las tierras agrícolas en Francia están aseguradas contra crisis climáticas, lo que subraya una vulnerabilidad alarmante en la industria agrícola. Según Delacote, es imprescindible implementar estrategias tanto a nivel individual como políticas públicas que prioricen la resiliencia ante estos desafíos ambientales.
La creciente frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos, como sequías y tormentas, ha impactado negativamente en la agricultura a nivel mundial. En Francia, el ministerio de agricultura ha reportado que la producción de cereales de paja ha caído un 22% en 2024 en comparación con los cinco años anteriores, una circunstancia atribuida directamente a las condiciones climáticas adversas. Este descenso es una señal clara de que el cambio climático no solo afecta la cantidad de productos agrícolas, sino también amenazada la seguridad alimentaria del país, resaltando la urgencia de abordar esta cuestión de manera integral.
Los estudios recientes han evidenciado que los riesgos climáticos afectan de manera desigual a los sectores agrícolas, variando según los sistemas de producción y la ubicación de las explotaciones. A pesar de que existe un seguro «multiriesgo cosecha» destinado a proteger a los agricultores de los choques climáticos, la realidad es que la cobertura en Francia permanece bajo. Parte de la culpa se debe a los altos niveles de franquicias y los prolongados plazos de las subvenciones, factores que desalientan a los agricultores a suscribirse, limitando así la efectividad de esta herramienta de gestión de riesgos.
La vulnerabilidad de los agricultores frente a las crisis climáticas se puede analizar bajo tres criterios esenciales: exposición, resistencia y recuperación. Para abordar esta problemática, es fundamental que el sector agrícola adopte un enfoque más sobrio en el uso de recursos, disminuyendo la dependencia de combustibles fósiles y productos químicos. La agricultura es responsable del 18,7% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Francia, lo que indica la necesidad de una transformación profunda que incluya prácticas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
Por último, se hace urgente la identificación y protección de los grupos más vulnerables dentro del sector agrícola. Las proyecciones indican que el impacto global del cambio climático en este sector podría ascender a más de 4 mil millones de euros anuales para 2050, afectando directamente al 4% del PIB agrícola. En este contexto, es fundamental reforzar las políticas ambientales y destacar que la protección sostenible de la agricultura solo es posible mediante la restauración y conservación de los ecosistemas que la sustentan. Sin una acción concertada y decisiva, la agricultura en Francia, y especialmente en Burdeos, se verá severamente comprometida.