Decrecimiento: ¿Un Regreso a la Era de la Vela?

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El reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Lille ha puesto sobre la mesa un debate crucial sobre la relación entre la decrecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) y el regreso a formas más primitivas de vida, como la era de la vela. Los datos revelan que una reducción del PIB necesaria para alcanzar niveles sostenibles no implicaría una vuelta a condiciones de vida arcaicas, como muchos han insinuado. En cambio, se sugiere que el PIB per cápita sostenible correspondería a valores observados en los años 60, mucho más cercanos a lo que se podría considerar un estilo de vida moderno y cómodo, más que un reclamo a vivir como en épocas pasadas.

Las afirmaciones de líderes políticos como el presidente Macron y el primer ministro Attal, al advertir que un modelo de decrecimiento significaría la pobreza y un retroceso social, han sido contestadas por este estudio. Al alcanzar la huella ecológica el pasado 19 de abril en Francia, y el 1 de agosto a nivel global, la urgencia por cambiar nuestro modelo de consumo se vuelve evidente. Estos datos nos obligan a replantearnos cómo abordamos el progreso y el impacto ambiental, enfatizando que el desacoplamiento entre crecimiento económico y huella ecológica es viable, aunque no a través de caminos que revivan economías obsoletas, sino mediante una inversión en tecnología y eficiencia.

El estudio también destaca que, para prolongar la Tierra habitable y reducir la huella ecológica, existen dos enfoques principales: uno en el cual se busca la solución tecnológica para desacoplar el crecimiento del consumo de recursos, y otro que aboga por un decrecimiento intencional de nuestras actividades productivas. Este debate es central, ya que la opción elegida definirá cómo se desarrollará nuestra economía en el futuro, prometiendo arreglos que sean compatibles con la sostenibilidad ambiental sin tener que renunciar al bienestar actual.

A través del análisis de la huella ecológica y la biocapacidad, el estudio establece la relación entre el PIB, población y uso de recursos, lo que permite entender cómo las tendencias de consumo han llevado a la humanidad a un sobrepaso ecológico insostenible. Estas conclusiones resuenan especialmente en países industrializados como Francia y Alemania, donde se ha evidenciado que, si todos los ciudadanos adoptaran el estilo de vida de estos países, se necesitarían tres planetas Tierra para sustentar ese consumo. La urgencia por un cambio de paradigma es innegable, y menospreciar la decrecimiento como alternativa sería ignorar un camino necesario hacia un futuro sostenible.

Finalmente, al concluir que la decrecimiento necesaria para equilibrar la huella ecológica no implica un regreso a décadas pasadas, se abre un espacio para la innovación y mejoras en la intensidad ecológica que pueden coexistir con un nivel de vida moderno. Es esencial que el debate sobre el decrecimiento no sea sólo sobre limitaciones, sino también sobre oportunidades para reconfigurar nuestras economías y sociedades hacia una mayor equidad y sostenibilidad, abordando así el reto de la crisis climática y promoviendo un futuro más viable y equilibrado.