En un mundo cada vez más consciente de la urgencia de la sostenibilidad, un estudio reciente de Bain & Company revela que un cuarto de las emisiones industriales de CO₂ podría reducirse de forma rentable. A medida que avanzamos hacia 2035, se proyecta que la inteligencia artificial (IA) y los centros de datos podrían contribuir con hasta 810 millones de toneladas métricas de CO₂ anualmente, lo que representaría el 2% de las emisiones globales y el 17% de las industriales. Este panorama resalta la presión creciente sobre las empresas para adoptar prácticas sostenibles, especialmente en un contexto donde los consumidores buscan cada vez más productos y servicios que respeten el medio ambiente.
A pesar de un aparente desinterés mediático por la sostenibilidad en el último año, los hallazgos de Bain son optimistas. En particular, el 70% de los consumidores está deseoso de adoptar hábitos más sostenibles, mientras que la mitad de los clientes corporativos ya prioriza a proveedores con credenciales sostenibles. Estas cifras no solo reflejan un cambio en las preferencias de los consumidores, sino que también sugieren que las empresas deben adaptarse o quedar en desventaja. En Chile, donde las exigencias normativas están aumentando, las compañías se enfrentan al reto de cumplir con los estándares ESG demandados por mercados internacionales como Europa y Estados Unidos.
El estudio, titulado «The Visionary CEO’s Guide to Sustainability 2025», muestra que, aunque la sostenibilidad ha perdido algo de impulso entre los CEOs, las acciones siguen en marcha. Los líderes empresariales están pasando de una perspectiva moral a un enfoque pragmático que alinea la sostenibilidad con la creación de valor. El análisis de más de 35,000 respuestas revela que las empresas en Chile están comenzando a traducir la sostenibilidad en eficiencias operacionales y nuevas fuentes de ingresos, transformando la presión regulatoria en oportunidades de competitividad.
El aumento en la preocupación por la sostenibilidad no se limita solo a las empresas; los consumidores también están haciendo su parte. Cuatro de cada cinco consumidores están preocupados por el impacto ambiental de sus decisiones, aunque aún enfrentan obstáculos como la falta de información y precios más altos por productos sostenibles. Un 70% de los consumidores está dispuesto a pagar más, pero la diferencia entre el costo real y lo que los consumidores consideran razonable es un desafío significativo. Chile refleja esta tendencia global, pero la creciente conciencia urbana y la disponibilidad de herramientas digitales prometen acelerar la adopción de hábitos sostenibles.
En el horizonte, la inteligencia artificial se perfila como una herramienta poderosa para impulsar la sostenibilidad, a pesar del pronóstico alarmante de que podría incrementar las emisiones asociadas a su uso. Con la mitad de las compañías aún en fases iniciales de implementación, hay una oportunidad clara para que los líderes en sectores como tecnología y manufactura se adelanten utilizando IA para la sostenibilidad. El desafío radica en equilibrar el crecimiento de esta tecnología con su impacto ambiental, algo especialmente relevante en contextos como el chileno, donde el crecimiento de los data centers plantea interrogantes sobre su consumo de energía y agua. Como bien concluye Marcial Rapela de Bain & Company, la sostenibilidad y el negocio deben evolucionar de la mano.











