Chile se posiciona firmemente en la vanguardia de la transformación energética global al avanzar hacia una economía descarbonizada. En la última década, el país sudamericano ha implementado reformas audaces y ha trazado una visión a largo plazo que ha redefinido su panorama energético. Gracias a la Política Energética de Largo Plazo (PELP), actualizada en 2022, Chile busca lograr la neutralidad de carbono para 2050, enfocándose en la descarbonización de la generación eléctrica, el transporte y la industria. Este ambicioso plan incluye el desarrollo del hidrógeno verde y la promoción de la electromovilidad, estableciendo metas concretas, como alcanzar 5 gigavatios de capacidad de electrólisis para 2025 y la meta de que el 100% de las ventas de vehículos sean eléctricos para 2035.
Uno de los avances más significativos en la transición hacia una energía limpia es el crecimiento del almacenamiento energético en baterías (BESS). En apenas ocho meses de 2025, estos sistemas contribuyeron con 315 GWh al sistema eléctrico chileno, un aumento notable en comparación con los 0.5 GWh de 2022. Los BESS, instalados junto a plantas solares en el Desierto de Atacama, permiten «descarbonizar la noche», asegurando así la confiabilidad de una red eléctrica cada vez más renovable. Esta innovación no solo optimiza la producción de energía sino que también complace a inversionistas y organismos internacionales que reconocen a Chile como un referente en el diseño de mercados eléctricos.
El Banco Mundial ha señalado a Chile como un líder en la energía renovable, y tanto el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como la Corporación Andina de Fomento (CAF) han respaldado su liderazgo con significativas inversiones en proyectos de energía renovable e hidrógeno. Durante la reciente X Semana de la Energía de Olade, ministros, inversionistas y expertos se reunieron en Santiago para debatir sobre temas de transición justa, almacenamiento y la aplicación de inteligencia artificial en el sector energético. Chile exhibió un impresionante portafolio de 49 plantas de generación, 21 sistemas de almacenamiento y seis proyectos de hidrógeno verde, que podrían sumar una inversión de más de 41 mil millones de dólares.
Con una generación eléctrica renovable que alcanzó el 57.6% a agosto de 2025, Chile demuestra que la transición energética es factible. En el ámbito de la movilidad eléctrica, el país destaca por contar con la flota de autobuses eléctricos más grande fuera de China, además de contar con una Estrategia Nacional que impulsa su adopción. El hidrógeno verde desempeñará un papel crucial en la descarbonización del transporte pesado y otras industrias, aprovechando el vasto potencial solar y eólico que ofrece el territorio chileno.
La capacidad de Chile para atraer inversiones y su combinación de innovación con estabilidad regulatoria lo convierten en un laboratorio de tecnologías energéticas del futuro. En este contexto, Santiago se convertirá en el epicentro de la industria energética limpia de Norteamérica, al albergar el evento RE+ en marzo de 2026, el cual marcará su primera edición en el Cono Sur. A medida que Chile cierra plantas de carbón y escala sus capacidades de almacenamiento y producción de hidrógeno, su experiencia ofrece valiosas lecciones para toda América Latina. Para RE+, visitar Chile no solo implica organizar un evento, sino también expandir su liderazgo a nivel global, conectando la experiencia chilena con una audiencia internacional.











